SINOPSIS
Todo comienza cuando Toño, el albañil, recibe un palazo en el corazón cuando accidentalmente descubre un edicto publicado en un periódico viejo; el edicto anuncia una adopción y el adoptado al parecer es él. La rotunda determinación de su madre de no hablar sobre el tema, le confirman a Toño que en su pasado hay gato encerrado. Por su propia cuenta Toño emprende la búsqueda de su “identidad”. Necesita saber quién es, de dónde viene, para dónde va. Por ahora sólo sabe que después de sentirse traicionado por el silencio de su madre, lo único que lo mantiene en pie es el amor de Tania, la mujer con la que piensa organizarse y quien trabaja en los Yunaites para ayudarle a pagar los ladrillos que harán realidad su ranchito.
En sus pesquisas descubre nada más y nada menos que tiene un gemelo que se llama Adrián, y que es el bebé que aparece en el periódico. Adrián es algo así como su otra mitad, el niño del que fue separado antes de cumplir su primer año de edad. Toño no sabe que su gemelo es un arquitecto exitoso, heredero de una de las más prestigiosas constructoras de la ciudad. No sabe que es novio de la arquitecta Margarita Vera, la mujer que lo despide por arriesgar su vida en una confusa maniobra en lo alto de la construcción. La seguridad no es cosa de juego! Sin empleo, sin rancho y sin familia, Toño está en la vaca loca. Busca a la doctora que lo echó injustamente y al hermano que se le perdió en la niñez, lejos de sospechar que encontrando al uno, también va a hallar al otro. Que más le valdría no buscarlos… porque Bernardo, el primo de Adrián, ha descubierto que Adrián se ha metido con su amada Silvia y lo está buscando para matarlo.
Ya no es un juego de niños… Precisamente cuando Adrián se da cuenta de que alguien intenta matarlo, y notifica a la policía del hecho, su gemelo Toño está haciendo una infinidad de inocentes llamadas a la empresa y a la casa de Adrián, con el único fin de contactarlo, y es Margarita quien inocentemente fija la cita entre el albañil y el arquitecto. Se llega el tan esperado día del encuentro, y Toño que iba a sorprender a su hermano, es quien recibe la sorpresa, porque Adrián asiste a la cita protegido por un operativo policial. De pronto Toño se ve en medio de cañones de rifles sindicado como presunto homicida que va tras el afamado arquitecto Adrián Zea. De nada le sirve a Toño correr y proclamar que no es ningún delincuente porque las autoridades lo botan al suelo, lo esposan y lo reducen. Entonces Toño ve salir de entre el cerco policial a Margarita, “su” doctora. La infeliz que lo dejó sin empleo lo examina asombrada, sin poder creer lo que está viendo. ¡Toño es idéntico a su novio Adrián!
En medio de su angustia, Toño encuentra dos segundos para lamentarse, como es posible que esa hermosura que se lanzó repentinamente a interceder por él, a pedir que no lo maltraten, que lo interroga con esos ojos que desnudan… sea precisamente la novia de Adrián? Definitivamente a su gemelo lo ha tratado bien la vida. Su novia es hermosa, la piel, el pelo, los ojos, los labios, todo en esa niña parece dibujado. Encontrar a Toño es para Margarita un golpe muy fuerte. Es tener frente así el duplicado del hombre que ha amado y admirado. Toño es la versión humilde de su novio. Para ella, el encuentro de los gemelos significa abrir una puerta al alma del propio Adrián. A las “razones inconscientes” para su incapacidad de entregarse, de amar con todo. A su actitud extrema, casi suicida a causa de toda la droga que consume. Ella aspira a que Adrián encuentre motivos para vivir, para acudir a una clínica de desintoxicación, para volver a ser el hombre fascinante que conoció. Pero no. Margarita ni siquiera logra convencer a Adrián para que retire la demanda y deje libre a su hermano.
Adrián está convencido de que este albañil se dio cuenta del parentesco y decidió sacarle beneficio pero no se va a prestar a este juego. Toño, tras las rejas, no tiene muchos argumentos para defenderse. Sin embargo alerta a Margarita: deberían estar atentos porque es obvio que sí hubo amenazas de muerte y no fue él quien las hizo. Margarita descarta la advertencia de Toño, cree más en que todo es producto de los delirios por la adicción de Adrián. Mientras Toño está encerrado, Adrián, decide ir al mundo de Toño y descubre el placer de ser un sencillo obrero, un “ruso”. Todos lo confunden con su hermano y lo tratan como a uno más de la familia. Adrián tiembla al estar frente Leo, su madre biológica, y se estremece al reconocerle los mil detalles que hablan del amor de una madre. No hay duda, Leo ama profundamente a Toño y para Adrián no es difícil suponer que su situación económica la obligó a dar en adopción a uno de ellos. Pero, ¿por qué a él? Adrián piensa descubrir su identidad ante Leo para poder hacerle mil preguntas, pero justo entonces Tania llega de Estados Unidos, dispuesta a recuperar los tres meses en que no se han visto.
Adrián tiene frente a él a un mujeronón de temperamento fiero y talante indomable y no tiene voluntad para hacerle el quite a una mujer que le guste, no importa que sea la novia de su hermano. No bien llega a su casa Toño descubre a Adrián suplantándolo y gozándose a Tania… el muy abusivo. No valen los ruegos de Tania, Toño se lo cobra a golpes. Adrián le propone superar el hecho y le pide lo suplante en la constructora para que él pueda irse a rehabilitar en Puerto Rico. Toño se niega, no le da tiempo a Adrián para contarle que les cedió a él, a su mamá y a todo el plaguero de los Ríos un conjunto de apartamentos en la nueva obra de la constructora. Toño ya va lejos cuando oye unos disparos, y con un mal pálpito regresa al lugar donde dejó a su hermano y lo encuentra cubierto de sangre, y muerto. Abrazado al cuerpo de Adrián, Toño quiere ir a las autoridades, pero Tania lo disuade. Él fue arrestado por tentativa de homicidio contra el arquitecto, es mejor enterrar el cuerpo ellos mismos y dejar el asunto así. Toño regresa a su barrio desolado. Ya nunca podrá presentarse ante su mamá con el gemelo, llora a su hermano sin consuelo. Alguien estaba amenazando a su hermano y lo mató. Ahora lo mínimo que puede hacer es averiguar quien lo hizo, es su deber filial. Toño toma la decisión más tenaz de su vida: suplantar a Adrián como el mismo Adrián lo sugirió. Pero esta vez, a fin de descubrir al asesino de su hermano.
