SINOPSIS
Alguien dijo que el matrimonio estaba mal diseñado. Y parece ser que tenía toda la razón, porque cada día aumenta en el mundo entero la cifra de matrimonios que deciden separarse. No importa si llevan tres meses o veinticinco años, el caso es que ni los hombres ni las mujeres están dispuestos a soportar una mala relación, ni a vivir sin amor. Por eso, para la gran mayoría de las mujeres, tomar la decisión de separarse, no es nada fácil. Cuando deciden hacerlo se llenan de culpa, por más que tengan claro que no aguantan una mentira, ni un golpe, ni un insulto más. Están educadas para pensar primero en los demás, en el qué dirán, en las necesidades económicas que van a pasar si se quedan solas, en lo que sea menos en su propia felicidad.
Para completar, entran en una crisis violenta consigo mismas, con el trabajo, con la familia, con la ex suegra, con sus hijos, con las amigas, con la nueva mujer del ex, mejor dicho, con todo el mundo. Todas estas mujeres, sin excepción, son víctimas de ellas mismas: se callan lo que verdaderamente piensan y sienten. Para protegerse, para no sentirse débiles, por miedo o porque no hay más remedio. Para lograr sobrevivir en una relación. Y por eso cada una es antagonista de su propia historia. No hay nada que le haga más daño a una mujer, que no ser coherente con lo que piensa y siente. Por eso cada una de ellas tiene un motivo, un conflicto que hará que su matrimonio se haga aún más difícil.
Las protagonistas de esta historia tienen además una cosa en común: por desgracia o por fortuna están separadas o a punto de estarlo, exceptuando a Antonia Palacio, la dueña de la empresa de servicios inmobiliarios donde todas trabajan. Ella es la única que todavía puede decir que después de veinte años de matrimonio, sigue felizmente casada. La pregunta es ¿hasta cuándo le va a durar la dicha a Antonia?
